Letsgoloolala con Lily Anne

Me estoy acomodando bien en esta antigua casona cochera española. A cierta distancia, una pared de terracota proporciona un lienzo en blanco. Al lado hay otra pared color miel espectacularmente alta. A veces me imagino que una caricatura, un prisionero en pijama de rayas, aparecerá algún día y gritará “Buenos Días Señora. Veo que le gusta escribir. Le daré algo acerca de qué escribir”. No sé por qué imaginé esta escena ya que no me sentía sola o insegura. De hecho, me sentía libre, era la casa con más privacidad en la que había vivido jamás.

El tipo del pijama de rayas Artista LILY ANNE

En mi primera semana en Valencia tomé el tren a la Estación del Norte. Al cruzar la calle, vi una librería de aspecto prestigioso, con el nombre de Librería Soriano y el año 1947. Pensé “¿Por qué empezar desde abajo?” y seguidamente entré en el local. Le expliqué mi interés por vender un libro bilingüe de cuentos cortos, por lo que me guiaron a la parte de abajo. Hablé con una amable señora española que estaba dispuesta a prestarme ayuda, ya que necesitaría poder facturar, para lo cual primero debería ir a la oficina Tributaria, la oficina gubernamental de literatura en tal y cual calle. Allí me aconsejarían sobre el protocolo necesario para vender mis libros en España. Echó un vistazo a los detalles de la publicación y parecía dispuesta a aceptar una copia, la cual podría permanecer en un estante detrás de una pila o como yo, deseaba llevársela a casa y leerla en su tiempo libre. Noté que la librería tenía una sección de idiomas extranjeros y que estaba ubicada claramente en el corazón de la ciudad de Valencia por lo que contaba con mucha afluencia de gente. Confiando en que esta señora sabía algo sobre libros, seguí su consejo y me dirigí hacia la oficina Tributaria.

De hecho, cuando estaba de camino, cometí un pequeño error al volver a verificar las instrucciones y llegué a la oficina Tributaria Número Nueve, una oficina gubernamental que atiende principalmente a ciudadanos españoles y que se ocupa de una gran cantidad de asuntos diferentes, que no incluyen publicaciones. Me dieron  número presentando mi pasaporte europeo y mi empadronamiento, y me senté en la cola. Cuando llegué al mostrador me avisaron que estaba en la oficina equivocada. Debo haber parecido un tanto abatida. Como el tiempo era esencial, la atenta funcionaria llamó a un joven colega que hablaba inglés fluido y le sugirió que llamara a la otra oficina en mi nombre. De inmediato regresó y me dio toda la información, por lo que partí del Número Nueve armada con todo lo que necesitaba para dar el siguiente paso en mi viaje de ventas, si es que quería vender mi libro en España

Regresé temporalmente a casa a principios de julio para escapar “del calor” y asistir a un concierto local, con Neil Young y Bob Dylan. Me aseguré de ponerme en contacto con servidores públicos en Dublín que eran igualmente serviciales. Sí, podría vender mi libro bajo el acuerdo europeo de doble imposición. La casa para carruajes no venía con una “carroza”. Con esta información en la mano, estaba feliz de gastar mucho la suela de mis zapatos, caminando por las hermosas callejuelas españolas de estilo antiguo en busca de ventas

La Gran Vía Marqués del Turia

Mi recorrido por las librerías comenzó a mi regreso a España en septiembre. La primera parada fue en una librería Paris-Valencia en la Gran Vía Marqués del Turia. ¡Éxito! Una señora llamada Marian accedió muy cortésmente a quedarse 3 libros. Sobre la base de este hecho consumado, entré en Fan Set, una librería valenciana en el Centre Cultural 9 d’Octubre, en el corazón del Casco Antiguo o Centro histórico de Valencia. Una joven agradable llamada Nuria, estaba encantada de conocer a una autora irlandesa de cuentos cortos en formato bilingüe. Ella también se quedó 3 libros. Luego a otra tienda, Paris-Valencia Carrer de Pelai. Allí conocí a Teresa, que se tomó su tiempo para mostrarme los clásicos ahora bilingües, incluidos nuestros James Joyce y Oscar Wilde, traducidos y vendidos por menos que mi propuesta. Ella me decepcionó con amabilidad. Entendí el punto. Por lo que, también, intercambiamos sonrisas amables.

Luego a Plaza Alfons el Magnànim. Tenía la esperanza de que el nombre fuera un buen augurio y, efectivamente, después de que el joven Ausius y Ester consultaran discretamente y resolvieran la mayor preocupación de Ester, aceptaron quedarse con diez libros. Los términos eran los mismos que para las otras tiendas: entregué los libros en depósito y luego o se vendían o me los devolvían. Ester accedió una vez que supo que no necesitaría pagar el envío para devolver los libros al autor. Hice un viaje también a La Batisfera en el Cabanyal. Considerando todo, fue un buen día de negocios. Luego me pidieron que fotografiara mi libro agregando las direcciones de las tres librerías y lo enviara a familiares y a todas mis contactos valencianos o españoles. Lo siguiente que supe fue que tenía una recomendación de un autor valenciano en Twitter. Era hora de celebrar, así que compré un bolígrafo con  plumas que coincidiera con la pluma de mi gorra, o lo que es lo mismo, es motivo de orgullo.

Autora Lily Anne Traductora Sandra Gadaleta